Si sufres un accidente, lo primero es tu salud. Toda tu atención se centra en recuperarte. Sin embargo, necesitas la asistencia de un abogado para reclamar tus derechos. De lo contrario, no solo podrías tener un problema, sino varios.
El accidentado, por desgracia, es la víctima y el más desprotegido en los accidentes. No porque la ley los desampare, sino por desconocimiento y por no iniciar las acciones correspondientes.
Varias webs de abogados que hemos consultado señalan que el problema principal de los accidentados es la desinformación. Muchas veces no saben si tienen derecho a indemnización y qué cuantía pueden exigir. En la mayoría de los casos desconocen cómo iniciar el procedimiento. Determinados supuestos les confunden; por ejemplo, si voy en un taxi y sufro un accidente, ¿tengo derecho a indemnización? Si para recuperarme, necesito de asistencia médica fuera de la Seguridad Social, ¿quién corre con los gastos?
No puedes dejar todo en manos del seguro del autor del suceso. En primer lugar, porque las compañías de seguros son empresas privadas y van a intentar pagar lo menos posible, dentro de lo que estipule la ley. En segundo lugar, porque algunos accidentes conllevan responsabilidades penales y los seguros solo se mueven en el ámbito del derecho civil.
Otro de los aspectos a tener en cuenta son los problemas de tiempo. Cuando la víctima acaba de sufrir el accidente, no tiene ni el tiempo, ni la atención suficiente para resolver cuestiones legales. Tampoco sus familiares, que se vuelcan principalmente en atender al herido.
Es el caso de Raúl, un señor de Zaragoza al que le atropelló un coche cuando cruzaba la calle de regreso a su casa. La calle en la que vive es estrecha y poco transitada. Él se confió y cruzó la calzada como de costumbre. Un coche torció la esquina a una velocidad superior a la estipulada y lo arrolló. Raúl se dio cuenta cuando lo tenía encima. Por suerte, ha logrado recuperase y no le han quedado secuelas importantes.
Estando convaleciente en el hospital, un amigo le propuso que se hiciera con un abogado. Era un aspecto en el que él no había pensado. El amigo le sugirió, que ya que pasaba todo el día en la cama, buscara información por internet. Raúl, así lo hizo. Desde su teléfono móvil se puso en contacto con Trámites Fáciles Santander, un bufete de abogados especializados en accidentes de circulación. A pesar de tener la sede en Cantabria, se hicieron cargo de todo y las gestiones se agilizaron notablemente.
La asistencia jurídica en caso de accidentes es recomendable. Estos son algunos tipos casos en los que la intervención de un abogado es bastante útil.
Accidentes de tráfico.
Si bien la ley no obliga a tener abogado para cobrar una indemnización por accidente de tráfico, todos los abogados que hemos consultado nos dicen que es aconsejable.
El Diario de Teruel informa que durante el 2022 hubo 1145 fallecidos y 4008 heridos graves a consecuencia de accidentes de tráfico. El 73% de los mismos se produjeron en vías convencionales; es decir, fuera de autopistas y autovías.
Fuera de los periodos de mayor siniestralidad como navidad, semana santa y el verano, el 37% de los siniestros se produjeron entre las 7 y las 14 horas. La D.G.T. señala que de 8 a 9 de la mañana es una hora crítica, sobre todo en otoño.
Uno de los datos sangrantes, que suelen pasar desapercibidos, son los accidentes en bicicleta. En el 2018, 43 ciclistas perdieron la vida en carreteras y 15 en vías urbanas. La mayor parte de los accidentes fueron atropellos cometidos en vías interurbanas, donde los ciclistas se encuentran más indefensos.
Xisco fue atropellado en la carretera de Sóller, una de las salidas de Palma de Mallorca, cuando efectuaba su tradicional paseo por bicicleta el domingo por la mañana. Circulaba por el arcén, cuando un coche a 100 kilómetros por hora lo invadió sin darse cuenta. El ciclista salió despedido a la cuneta. La proximidad al Hospital Son Espases fue determinante para evitar complicaciones.
El ciclista trabajaba de fontanero por cuenta propia. Entre la convalecencia y la rehabilitación estuvo un año sin atender su negocio. Además de los problemas de salud, la baja le ocasionó una considerable merma de ingresos.
Gracias a que contrató un abogado pudo sobrellevar aquel año fatídico. Al final logró una indemnización superior a la que le ofrecía el seguro. Xisco nos comenta que con ello no pretendía lucrarse a costa de su desgracia. Si no que era una cuestión de justicia y de supervivencia.
Enfermedad Profesional.
El sindicato U.S.O. (Unión Sindical Obrera) denuncia en su página web que se producen más enfermedades profesionales de las que se denuncian.
En el 2021 se notificaron 20.510 enfermedades profesionales, un 11,5% más que el año anterior. De ellas, 9.358 fueron por un periodo de Incapacidad Temporal, mientras que 11.152 dieron lugar a algún tipo de invalidez.
Las enfermedades profesionales son aquellas que se desarrollan a consecuencia de la actividad laboral que desempeña el trabajador. Para que sean consideradas como tales, las debe denunciar el afectado a la Seguridad Social. Cuentan con una protección especial, ya que el enfermo percibe una prestación 75% de su salario base, como si fuera un accidente de trabajo.
Gran parte de las enfermedades profesionales son tratadas como enfermedades comunes; sin embargo, se han desarrollado, o han incidido en ellas, las condiciones de trabajo. Por ejemplo, un porcentaje considerable de las desviaciones de columna son producto de mantener posturas forzadas todos los días durante largos periodos de tiempo, como estar sentados en una mesa de oficina de forma incómoda 8 horas al día o conducir un vehículo de transporte en jornadas maratonianas.
Los trabajadores de comercio y de seguridad suelen sufrir problemas de circulación en las piernas a consecuencia de pasar mucho tiempo de pie en el mismo sitio. U.S.O. anima a los trabajadores afectados a que denuncien las enfermedades profesionales. Para ello necesitan asistencia jurídica, pues en ocasiones no es un camino fácil.
Rosa es una auxiliar de pediatría que tiene una Incapacidad Permanente Parcial. Puede trabajar en otras actividades, pero no puede desempeñar el trabajo que realizaba hasta entonces. No puede levantar peso con ninguno de los brazos. Ella reclama su incapacidad como enfermedad profesional; sin embargo, la residencia de ancianos en la que trabajaba no se lo reconoce. Alude que los hombros se los puede haber dislocado en su casa.
Una parte importante de su trabajo consistía en levantar a pulso a los ancianos internados para poder atenderlos. Durante mucho tiempo cargó todo el peso en el lado derecho. Cuando empezó a sentir molestias, se puso a cargar el izquierdo. Los dolores que sufría le llevo a encadenar una serie de bajas durante cerca de un año y medio. Ganándose una mala reputación en el equipo gestor de la residencia. Tras cogerse una baja de un mes, se reincorporaba al trabajo y tenía que volverse a coger la baja pasados 15 días. Su médico de cabecera le indicó que su problema de salud se había vuelto crónico. Hoy está enzarzada en pleitos en los tribunales, para que se reconozca su incapacidad como enfermedad profesional.
Reclamaciones por daños a terceros.
Este es otro supuesto que suele requerir la intervención de un abogado. Se trata de accidentes producidos en locales abiertos al público, por negligencia del personal o defectos en las instalaciones. En estos casos hay que demostrar que los daños sufridos son consecuencia directa de una negligencia y que la responsabilidad recae sobre el responsable de las instalaciones; es decir, que no se ha producido por un error nuestro.
Es el caso de Dolores, una señora de 80 años que se sentó en una silla rota en la terraza de una cafetería y al caerse al suelo se rompió el brazo. La señora, enfadada por lo sucedido, exigió una reclamación por daños y perjuicios al propietario del local. Este eludió cualquier responsabilidad, aludiendo que el camarero informó a la clienta que la silla estaba rota, y que si ella se sentó allí fue por cuenta y riesgo suyo, ella ya estaba avisada.
Dolores dice que no recuerda que le dijeran nada. Cuando le preguntaron al hostelero por qué no había retirado la silla rota de la terraza, respondió que fue por razones estéticas. Todas las mesas tenían 4 sillas, y no quería dejar ninguna desemparejada. De todos modos, dio la orden a todo el personal de que informaran a los clientes sobre el desperfecto. También señaló que no disponía de seguro de responsabilidad civil frente a daños a terceros, puesto que en todos los años que tenía la cafetería abierta nunca había tenido un percance de esta índole.
Cuando las partes no llegan a un acuerdo de forma amigable, es necesario recurrir a la vía judicial. En los casos de este tipo es la palabra del cliente frente a la del propietario. Hace falta una asistencia profesional que aporte pruebas consistentes y fundamentos de derecho para alcanzar una resolución justa.
Por suerte hay abogados especializados en accidentes y lesiones. Su intervención en los accidentes es recomendable para que el damnificado pueda exigir sus derechos.