Muchos de nosotros, sobre todo en nuestro país, acudimos al médico con la mayor de las confianzas y es que en España no es habitual encontrarse clínicas piratas o de dudosa legalidad. Sin embargo, en muchos otros países y en el nuestro en algún caso, lo cierto es que someterse a una cirugía puede llegar a ser un deporte de riesgo.
En este sentido, la tecnología también ha avanzado mucho en este campo y hoy en día se hacen muchas más cirugías que antaño y de formas mucho más seguras y eficientes, aunque esto en ocasiones no nos libre de una mala praxis en la que pueda incurrir el médico. Así, nuestra recomendación es que siempre optéis por clínicas de confianza y por médicos especialistas, pero, aun así, si sufrís una mala praxis, en este post os ayudaremos a saber como actuar.
En la actualidad el concepto de mala praxis médica lo definimos como una situación en la que la actuación del profesional provoca un daño en el cuerpo o en la salud de una persona, ya sea de forma parcial o total, limitado en el tiempo o con carácter permanente. En este sentido, de forma habitual, las vías por las que un médico puede incurrir en mala praxis son varias son tres y son negligencia, impericia o imprudencia.
- Negligencia médica. La negligencia médica se produce cuando el profesional no actúa según las normas de su profesión. Por lo general, se suele deber a descuidos, que a veces tienen su origen en el estrés o la sobrecarga de trabajo, lo cual no le exime de consecuencias jurídicas.
- Imprudencia médica. La imprudencia médica se diferencia de la negligencia en que, en este caso, el profesional realiza una acción temeraria poniendo en riesgo la vida o la recuperación del paciente. Es por ello por lo que, en este caso, se podría hablar de delito.
- Impericia médica. La impericia se debe a la falta de conocimientos, habilidad o experiencia por parte del médico.
Si bien, por suerte, hoy en día la calidad profesional de la inmensa mayoría de los médicos de nuestro país es excelente. Aunque, como es lógico, si crees haber sufrido mala praxis por parte de algún profesional, te conviene saber cuáles son tus derechos y cómo reclamar y es que, como os adelantamos, este tipo de cuestiones están tipificadas y pueden llegar a ser constitutivas de delito. Así, ¿qué debemos hacer si hemos sufrido un error médico?
A este respecto, la legislación española no es muy clara a la hora de establecer los límites de la responsabilidad del médico y los documentos de referencia para regular y legislar sobre la mala praxis son el Juramento Hipocrático y el Código Civil, en su artículo 1104. Por ello, ante una situación de mala praxis, como un diagnóstico erróneo, olvido de material quirúrgico en el cuerpo del paciente, alta médica prematura u otras, se puede actuar por vía penal, civil o contencioso-administrativa.
Si bien, antes de adelantar hecho, lo que debemos de hacer en estos casos es recopilar toda la información sobre las pruebas realizadas, los tratamientos o la intervención. Además, no debemos olvidar pedir nuestra historia clínica al doctor, ya que tiene la obligación de dárnosla y si contamos con testigos, mucho mejor. Tras ello, debes contactar con un abogado especializado que pueda valorar si ha habido mala praxis y orientarte sobre la vía más adecuada para reclamar.
¿Cuáles son las vías por las que se puede reclamar una mala praxis?
Tal y como os hemos adelantado, una mala praxis se puede reclamar por vía penal, civil o contencioso-administrativa. Por ello, vamos a ver en que consiste cada una:
- Reclamación por vía penal. La vía penal se suele elegir cuando las consecuencias del error han sido muy graves para el paciente o, incluso, hayan producido su fallecimiento. El objetivo es lograr indemnización, pena de prisión o inhabilitación para los responsables. El plazo para interponer la denuncia en los casos más graves es de tres años y de seis meses si ha habido daños menores.
- Reclamación por vía civil. La vía civil es la más habitual para los casos leves. Su finalidad es conseguir únicamente una indemnización por los daños producidos.
- Reclamación por vía contencioso-administrativa. Es la opción menos efectiva, ya que puede tardar hasta cinco años en resolverse. Es la única vía cuando el error es cometido por un centro médico total o parcialmente público. En este caso no se actúa contra el médico y solo se puede obtener una compensación económica.