Encontrarse en un entorno limpio y libre de gérmenes o cualquier tipo de suciedad, es más importante de lo que en realidad somos conscientes. Estamos acostumbrados a que todo se mantenga dentro de un cierto orden y cumpla con unos ciertos estándares de higiene y limpieza, por lo que no le concedemos mayor importancia. En los hogares suelen limpiar los cabeza de familia, en las empresas, un servicio de limpieza y en los espacios públicos, los servicios públicos de limpieza.
Esto no quiere decir que todos los espacios y entornos se encuentren verdaderamente limpios o de la manera adecuada. Es fácil pasar por lugares que no se limpia de la forma correcta o ni siquiera se limpian de forma regular. Sin embargo, mantener todo limpio e higienizado, conlleva una mejora notable en algunos aspectos concretos de nuestra salud y en la salud en general.
Lo cierto es que limpiar algunos entornos laborales o públicos, no resulta nada sencillo. La gente, por lo general, empieza a ser más cívica en ese sentido, aunque todavía quedan algunos menos responsables y considerados que dejan su basura por cualquier lugar. Un ejemplo pueden ser los baños de públicos de un centro comercial, limpios a primera hora de la mañana; convertidos en un vertedero a medio día. ¿Por qué somos tan poco consideraros con los demás y con nosotros mismos? Mantener un mínimo de limpieza no resulta difícil. Al contrario, implica un mayor esfuerzo ensuciar y dejar la basura en lugares que no son el suyo.
En este artículo no pretendemos criticar a la gente menos cívica. Por el contrario, la idea es concienciar de la importancia que tiene la limpieza para nuestra salud. El impacto que puede producir la falta de higiene y la necesidad de mantener limpios los espacios. Como nos explican desde Meprolim, como expertos en todo tipo de material y productos para limpieza, no es necesario realizar limpiezas profundas de forma continua. Esto se debe hacer de forma periódica, siempre y cuando, se mantenga una limpieza adecuada.
Un entorno limpio es un entorno saludable
Como decimos la limpieza reviste gran importancia dentro de cualquier entorno o espacio. Tanto si se trata de un espacio cerrado como un entorno natural, la limpieza es clave. En consecuencia, podemos decir que realizar esta actividad, es una de las acciones más importantes e imprescindibles que se deben realizar en todos aquellos espacios en los que nos movemos. Sin olvidarnos de los que habitamos. Se trate del ámbito del que se trate, sea doméstico, laboral o público, un espacio limpio, es esencial para la salud de las personas. En todo el mundo, las organizaciones para la salud, ponen especial atención y énfasis en lo importante que es la limpieza en cualquier entorno. Se considera que mantener los ambientes limpios e higienizados, en cualquier lugar o establecimiento, de forma permanente es una buena base para mantener la buena salud. Por lo tanto, podemos decir que la limpieza es la primera acción a ejecutar con la finalidad de asegurar que no haya presencia de bacterias o acumulación de suciedad.
De lo que se deriva que las empresas de limpieza tengan cada vez mayor peso e importancia, como la que tiene la limpieza en sí. Cobrar conciencia de la importancia y necesidad de gozar de una buena limpieza e higiene en todos los entornos resulta esencial para todos, pues eso nos hace más responsables con nuestras acciones. La limpieza comprende diversas y variadas acciones que requieren poseer cierto conocimiento, para poder utilizar determinados productos y limpiar espacios concretos. No se trata de limpiar por limpiar con una bayeta y poco más. En el caso de las empresas de limpieza, estas hacen posible que los espacios cuenten con los niveles de higiene adecuados, procurando bienestar, algo de vital importancia en la sociedad. Además, hoy en día, resulta imprescindible que las empresas de limpieza apuesten por la sostenibilidad y el respeto en su trabajo.
Aunque no le prestemos demasiada atención, es más que evidente que cualquier establecimiento, local, vivienda o entorno que habitemos o en el que entremos, es fundamental una buena limpieza. Esto conlleva el uso de tratamientos específicos de cada superficie, mantenimiento, renovación y eficiencia en la ejecución de las tareas. Se trata de factores imprescindibles que garantizan el buen funcionamiento de los espacios, conservar las estructuras, la maquinaria y los equipos existentes en cada edificio e instalación. El mantenimiento de un establecimiento en las correctas condiciones de limpieza, resulta fundamental para llevar una vida sana. No solo a nivel físico, también a nivel psíquico, puesto que los beneficios que aportan los espacios limpios, son más de los que podemos creer. Todos los cuales, afectan de manera directa a la vida emocional de las personas, algo de lo que no somos conscientes y no concedemos la importancia necesaria. Un espacio sucio afecta a las relaciones internas en los entornos laborales, a la forma de relacionarnos con los demás y, por supuesto a nuestra condición física.
Importante para la salud física y mental
Como decimos, una buena limpieza resulta esencial. Tanto a nivel físico como emocional, evitando contagios, enfermedades o alergias, estrés o situaciones incomodas. Además es imprescindible para que toda la estructura que nos rodea se mantenga en buen estado y perdure el mayor tiempo posible. Al mantener limpios los espacios y estructuras o la maquinaria y el mobiliario, todo funciona mejor. Sabemos de sobra que algo que no se limpia y mantiene, pierde su funcionalidad o deja de ser utilizable. Por ejemplo, pongamos un sillón… lleno de mugre, roto y desvencijado, carece de utilidad.
Si nos centramos en los ambientes laborales, en todos ellos, es imprescindible que exista una limpieza profesional y adecuada al espacio en particular. Este hecho resulta de gran importancia, puesto que mantener limpias todas las zonas, proporciona un entorno agradable que propicia una mayor productividad por parte de los empleados. Lo que repercute de forma directa en una reducción de los accidentes laborales y proporciona mayor confort a los trabajadores, lo que se traduce en una mejor imagen de la empresa.
No podemos obviar que la limpieza y el mantenimiento en nuestra sociedad, se ha convertido en un claro equivalente de la calidad de vida que llevamos. Higiene, buena conservación de los materiales y un ambiente más, son consecuencia directa de una buena limpieza. En cualquier lugar resulta esencial. En los hogares lo más habitual es hacer la limpieza por uno mismo o misma. Sin embargo en los entornos laborales, hacer eso no resulta apropiado, aunque cada empleado, debe ser respetuoso y responsable, evitando ensuciar de forma deliberada. Siendo las empresas especializadas las encargadas de realizar estas labores de la forma más adecuada a cada tipo de empresa. No es lo mismo limpiar una fábrica de pan que una de coches, o unas oficinas.
La limpieza debe realizarse con el cuidado y atención necesaria, debido a los productos que se utilizan en algunos momentos. Estos productos pueden ser químicos potentes que pueden generar lesiones o problemas a quien este en contacto con ellos, e incluso dañar la infraestructura si no se utilizan de forma adecuada. Por lo que no se puede dejar la limpieza de ciertos espacios en manos de inexpertos.
En consecuencia de una buena limpieza, que cumpla con la normativa adecuada, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, la Ley General de Sanidad o la Ley General de Salud Pública, la salud se ve beneficiada. Lo que atañe directamente a las empresas, aunque se extrapola a los particulares. Al final, todos somos parte de un todo.
Los aspectos de la salud en los que incide una buena limpieza son la reducción de las alergias y todo tipo de enfermedades respiratorias. La acumulación de polvo, ácaros y alérgenos en las superficies y el aire, como bien sabemos, desencadenan problemas de índole respiratoria. La mejor manera de minimizar el riesgo, es llevando a cabo una buena rutina de limpieza, regular y exhaustiva.
Por otro lado, con la limpieza, prevenimos la propagación de enfermedades contagiosas. Dado que los gérmenes y las bacterias, se mueven a sus anchas en los entornos sucios que propician su propagación, aumentando las posibilidades de contagio y los brotes de enfermedades.
Un espacio limpio y organizado, mejora a su vez, el bienestar. No se trata únicamente de que se eviten los contagios y la propagación de enfermedades o se minimice el riesgo de sufrir una patología respiratoria. Los entornos limpios y ordenados, promueven la calma y la tranquilidad. Es cierto que muchas veces no valoramos estos aspectos en la medida que deberíamos. Los efectos de la limpieza resultan en un impacto positivo a la hora de reducir los niveles de estrés y la ansiedad entre los miembros del equipo de trabajo. Incluso a nivel doméstico, no es lo mismo entrar en una casa limpia y ordenada que en una, donde reine el caos y haya suciedad y polvo por doquier.
Con todo esto, solo podemos añadir que no debemos olvidar que un entorno limpio y agradable, mejora el ánimo, la moral y la satisfacción. En un entorno laboral, esto puede conllevar un aumento de la productividad, en un entorno al aire libre o público, la afluencia de visitantes y en nuestros hogares, la serenidad necesaria para afrontar cada día.