Cómo elegir un buen queso

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En esta ocasión queremos hablar de qué es lo que debe hacer o en qué nos debemos fijar antes de adquirir un buen queso.

Básicamente, debemos pensar en los ingredientes, el tipo de leche, la maduración o curación que tiene el queso, cómo está presentado o su apariencia.

Fijarse en los ingredientes

Como nos comentan los expertos profesionales de adiano.es, en los ingredientes que son utilizados al elaborar el queso, de tal forma que se huye de los aditivos, conservantes o colorantes, optando por productos artesanos y de proximidad.

Tanto la leche como el cuajo o la sal tienen que ser los ingredientes más importantes. El caso es que otra serie de elementos naturales como café, pimentón hierbas, flores o frutos que pueden ir aportando los colores, aromas y un gran valor en lo culinario al queso.

La leche es importante

Otro de los factores importantes en los que se insisten es en la clase de leche. Se le da más importancia a la cruda frente a las pasteurizadas, y para gustos, podemos elegir entre vaca, cabra oveja o búfala. La clase de leche le da una serie de matices especiales al queso azul. Son de mayor intensidad la oveja y la cabra, mientras que los que son de vaca tienen mayor suavidad.

Hacer caso al paladar

Como los gustos son de tanta subjetividad, probar es la mejor manera de saber si algo nos va a gustar con independencia de la calidad que tenga el producto.

Queso fresco

El queso fresco que tiene calidad no debe estar inflado nunca, tendrá que ser plano.

Esta clase de quesos solo tienen como ingredientes la leche, la sal y el cuajo. Es fundamental saber cómo se almacena y mantenerlo bien.

No hay que fiarse siempre del olor y del aspecto

Es posible decir con toda rotundidad que cada queso se puede decir que es un mundo y no siempre el aspecto termina acompañando a los sabores.

La denominación de los orígenes no lo es todo

Hay que tener claro que las denominaciones de origen fueron creadas para la protección de la esencia y la calidad del producto de una zona determinada, garantizando y asegurando que el producto va a cumplir con una serie de regulaciones.

La cantidad perfecta por comensal

Más o menos se calculan del orden de treinta y cinco o cuarenta gramos por persona de cada uno de los quesos, por lo que lo mejor es que la tabla tenga unos cinco o seis tipos de queso distintos.

Merece la pena pagar algo más por más calidad

Está claro que, con el paso de los años, tanto la concepción como el propio consumo del queso cambiaron y evolucionaron. Al principio el queso era un producto de los de primera necesidad y en la oferta se limitaba a queso fresco, mantecoso y también queso curado, sin que hubiese muchas marcas o variedades y los precios iban a ser de gran popularidad porque era un producto que se podía encontraba a diario en la mesa de muchas familias.

Hay que tener claro que actualmente es queso que es artesano es un producto que casi se puede decir que es delicatessen, donde el concepto de elaboración y consumo ha cambiado bastante y el poder rescatar el buen hacer tradicional va a conllevar un coste que se verá reflejado en el propio producto, pero también se va a ver recompensado por la calidad. Los buenos quesos implican más queso.

El maridaje

El tema del maridaje se puede decir que es uno de esos asuntos de gran subjetividad, puesto que atienda a los gustos individuales de cada uno y no hay, no debería haber una regla que sea estricta para ello, pero es recomendable no olvidarse de la localización a nivel geográfico para poder formular las combinaciones que sean las más acertadas.

Emparejarlo con un vino o cerveza de parecida intensidad

Podemos resumir que los quesos suaves, frescos o de cabra, tienen una mejora maridación con vinos que son blancos. Este tipo de quesos y mantecosos casan de forma adecuada con las cervezas, que son preferiblemente rubias, mientras que los quesos que son de mayor fortaleza son mejores para que sean tomados con cervezas negras y los vinos tintos.

El dulce neutraliza los sabores fuertes

Hay queserías en las que lo que hacen es aportar otra serie de complementos perfectos para disfrutar de una tabla de quesos adecuada, caso del pan, las frutas, las mermeladas o el membrillo.

El dulce es un magnífico aliado para la neutralización de los sabores fuertes que tienen los quesos azules o a la potencia que tienen los quesos de cabra.

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