¿Qué pestañas te sientan mejor?

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El mes pasado asistí de invitada a una ceremonia que me dejó perpleja. Muchas mujeres lucían espléndidas. No podía dejar de mirarlas a los ojos. Las conozco desde siempre. Algunas son amigas de la infancia, pero estaban más guapas que nunca. De vuelta a casa pasé todo el viaje preguntándome ¿qué pestañas me sentarían mejor?

Estaba nerviosa por acudir al evento. Silvia, la hermana de Eva, se casaba a los 40 años con Kike, un comercial divorciado con el que lleva viviendo los últimos 10 años. Por fin se habían decidido a dar el paso. Cuando éramos adolescentes, Eva, Marta y yo éramos inseparables. Íbamos juntas a todos lados. Los fines de semana acudíamos a la discoteca, nos poníamos a bailar en el centro de la pista y éramos las reinas del lugar. Éramos muy malas, nos enrollábamos con un chico y a los dos días le dábamos puerta. Nos lo pasábamos mejor las tres solas. Me salió un buen trabajo en la ciudad y me fui del pueblo. Nos hemos hecho mayores y cada vez me paso menos por allí. La boda era una oportunidad de poder reencontrarnos las tres amigas.

Me había comprado un vestido muy mono para la ocasión, me había hecho las uñas y había pasado por la peluquería. Tenía preparados unos zapatos con unos taconazos de infarto. Quería despuntar, como en el pasado. Sabía que mis amigas estarían a la altura. Me fui en el coche con el tiempo justo, me podría haber llevado a Juanjo, mi medio novio, pero no me apetecía.

Llegué a la boda y todas estaban muy arregladas, no era para menos. Había una cosa que captaba toda mi atención, sus ojos, o mejor dicho, sus pestañas. Mi amiga Marta cuando parpadeaba era como si una tupida alfombrilla cerrara sus párpados. Sus ojos oscuros parecían más penetrantes y enigmáticos que nunca, tenían un brillo especial. Aunque llevaba un vestido precioso, la mirada iba una y otra vez a su cara. Eva llevaba unas pestañas que iban aumentando de volumen progresivamente del interior al exterior, acabando con unos reflejos azules. – ¿Has visto? Me hacen juego con el vestido. – Me dijo. – Sí, es verdad. Estás impresionante. – Comenté yo.

La novia llevaba unas pestañas que resaltaban su mirada, luego descubrí que les llamaban pestañas de gato. Hasta señoras mayores llevaban pestañas postizas. ¿Me habré relajado por vivir en la ciudad? – Pensé. – Lo cierto es que de normal salgo de cualquier manera, ya no cuido tanto mi aspecto como antes. Sabía de la existencia de las pestañas postizas, pero nunca había reparado en cómo este complemento cosmético podía resaltarnos tanto la belleza natural a las mujeres.

Durante el banquete me senté con Marta. Javi, su marido, se fue con sus hijos pequeños a otra mesa. Es un padrazo. Eva, que estaba sentada en la mesa de los novios, se levantó varias veces para hablar con nosotras. Sé que le hubiera gustado sentarse a nuestro lado. Luego, en el fin de fiesta se desquitó y nos pusimos a bailar las tres juntas como cuando éramos más jóvenes. Marta y yo aprovechamos el tiempo para ponernos al día. En un momento dado le pregunté: – ¿Qué os ha pasado por aquí, que os ha dado a todas por las pestañas? – Y me dijo ella, tan resuelta como siempre. – ¡Nena, hay que ponerse guapas de vez en cuando!

Tipos de Pestañas

Me quedé con el mensaje. Tal vez me obsesioné un poco, porque días más tarde me dio por escudriñar por internet buscando información sobre pestañas. Me sorprendió ver un artículo en un periódico digital hablando sobre los diferentes tipos que hay. Se podían clasificar según la cantidad y la forma de colocarla, y según el efecto que provocan.

En cuanto a la cantidad encontramos las pestañas individuales, vienen en una cajita, en un racimo y se van colocando sobre nuestras pestañas naturales. Quedan bien en cualquier tipo de ojo y son apropiadas para mujeres que son hábiles y pacientes maquillándose ellas mismas. De este tipo son las pestañas pelo a pelo, colocadas por profesionales.

Menos laboriosas son las pestañas en grupo. Vienen en pequeños manojos que debemos colocar del exterior al interior del párpado. Añaden voluptuosidad y quedan muy bien en los ojos almendrados.

Las pestañas enteras son tiras completas que colocamos sobre la línea natural y se fusionan con nuestras propias pestañas. Tienen un aspecto más artificial que las pestañas individuales, pero son más fáciles de poner y quitar. En los ojos pequeños resaltan el volumen, y los ojos caídos, colocándose en la parte inferior, cambian el aspecto de la mirada.

Muy populares son las pestañas magnéticas. Se colocan con micro-imanes, a diferencia de todos los otros tipos, que se fijan con pegamento. Son muy fáciles de poner y quitar y se pueden reutilizar. Necesitamos poner una tira sobre nuestra línea natural y otra por debajo, de esta manera se enganchan. Dan una gran profundidad y volumen a la mirada.

Respecto al efecto que producen en la mirada, tenemos las pestañas efecto gato. Se colocan en la mitad exterior del ojo, en una esquina. Son sexis y aumentan la profundidad. Quedan perfectas en ojos almendrados y rasgados, y en los ojos redondos dan la impresión de alargarlos.

Bastante llamativas son las pestañas efecto fantasía. Llenas de color y decoración, pueden llevar desde plumas hasta perlas o purpurina. Existe una gran variedad, son originales y hacen destacar en una fiesta o una celebración temática.

Las pestañas efecto ardilla ocupan casi todo el ojo y juegan con la longitud. Van de menos a más creando una diagonal ascendente. Quedan bien en mujeres con pestañas muy pobladas y en aquellas que tienen el párpado caído.

Para mujeres con ojos pequeños son perfectas las pestañas open eye. Curvadas hacia arriba dan la impresión de un ojo abierto al máximo. Amplían considerablemente la mirada y resaltan el iris.

Muy sexis son las pestañas efecto muñeca. Pobladas en el centro y espaciadas a los lados, con una longitud uniforme, tienden a redondear el ojo, producen una gran impresión con el parpado cerrado y quedan muy bien en ojos alargados, y no tanto en los redondos.

Por último, las pestañas efecto eyliner parecen delineadas por un lápiz de ojos. Remarcan la mirada y quedan perfectas en ojos achinados.

Para un trabajo óptimo, la web lovelylashes recomienda asistir a salones de belleza profesionales para su colocación. En estos centros se puede conseguir el efecto deseado con un resultado impresionante. Las extensiones de pestañas profesionales tienen una duración de entre 3 y 6 semanas, aconsejando un retoque al cabo de los primeros 15 o 25 días. Con este trabajo tienes unas pestañas espléndidas desde que te levantas hasta que te acuestas.

Para lograr que las pestañas duren el máximo tiempo posible es recomendable no usar cremas desmaquilladoras para ojos con base de aceite o alcohol. Es bueno intentar dormir boca arriba y procurar frotarse los ojos lo menos posible. Tampoco está bien abusar del rímel, ya que contiene aceites que pueden disolver el sellador de las pestañas. En las primeras 24 horas no es aconsejable lavarse los ojos. La extensión de pestañas requiere de un tiempo para hacerse impermeables. En ese sentido, el agua caliente disuelve antes el sellador que el agua fría. Y hay que ser consciente de que contra mayor sea el tamaño y grosor de las pestañas, antes terminarán cayéndose.

Algunas razones que pueden hacer que las pestañas postizas se caigan antes de tiempo pueden ser los cambios hormonales que sufrimos las mujeres, hay momentos en que nuestros cuerpos se encuentran menos receptivos a elementos externos. La manipulación excesiva de las pestañas o presentar alergias respecto a alguno de los productos empleados en su colocación también precipitan su caída.

La extensión de pestañas es adecuada para casi todas las mujeres. Para colocarlas es bueno asistir a un centro especializado e informar de todas nuestras peculiaridades. Algunas de nosotras podemos presentar alergias o intolerancias respecto a algunos cosméticos específicos. En este caso, el centro sabrá qué productos emplear para fijarlos. Las pestañas naturales débiles o ultrafinas dificultan la colocación de extensiones, y los ojos sensibles y pieles alérgicas requieren un procedimiento especial.

Este es uno de los tratamientos más relajantes que existen en el mundo de la cosmética. La mayoría de las sesiones acaban en un sueño profundo. La clienta permanece todo el tiempo tumbada en una camilla con los ojos cerrados. La estaticé, tras acondicionar y limpiar la zona, separa con un parche las pestañas inferiores de las superiores y coloca la extensión con unas pinzas pelo a pelo. Dependiendo del look elegido, la sesión dura un mínimo de 30 minutos y se puede alargar varias horas. Es un procedimiento indoloro que no afecta para nada el crecimiento natural de las pestañas originales.

Una vez conocido todo esto, para la próxima vez que me inviten desde luego que me pongo unas bonitas pestañas postizas. Faltaría más. ¿Y tú? ¿Por qué no pruebas? Resaltará la belleza natural de tus ojos y tendrás una mirada que dejará huella.

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