La candidiasis bucal, también conocida como muguet, es una infección que se produce cuando existe una proliferación en exceso de un hongo denominado Candida Albicans en las mucosas de la boca. Este hongo es un microorganismo cuyo hábitat normal es la boca y el tubo digestivo, por lo que un sistema inmunitario en perfectas condiciones y algunas bacterias consideradas “buenas” controlan su porcentaje normal, pero si existe alguna deficiencia en este control y prolifera en exceso puede ocasionar una infección que podría afectar a cualquier persona, pero su aparición es más común en los bebés menores de seis meses y personas de la tercera edad.
Los factores de riesgo para desarrollar esta infección son:
- Sistema inmunitario inhibido o debilitado, ya sea por una enfermedad, por la aplicación de determinados tratamientos como la quimioterapia o medicación con esteroides e incluso también por no estar totalmente desarrollado el sistema inmunitario, como en el caso de los bebés.
- Después de un tratamiento con antibióticos para tratar una infección bacteriana.
- Altas cantidades de azúcar en la saliva favorecen el crecimiento del hongo de la cándida.
- Una mala o deficiente higiene dental.
- Afecciones orales. La utilización de dentadura postiza o determinadas enfermedades pueden provocar sequedad de boca, lo que aumentaría el riesgo padecer esta enfermedad, por ello es sumamente importante la realización de un control y revisiones bucales periódicas por parte de un especialista. En este sentido, si vosotros nos queréis correr riesgos innecesarios, nosotros os recomendamos que os pongáis en menos de los doctores Guillermo Galván y Pilar Lobo de la clínica dental Galván Lobo de Valladolid, dado que son expertos en odontología y cirugía maxilofacial y que junto a un gran equipo multidisciplinar llevan más de 25 años trabajando para mejorar la salud bucodental de cada uno de sus pacientes y cuidar de su sonrisa.
Los síntomas más comunes de la candidiasis bucal son:
- Lesiones de color blanco cremoso en la lengua, mejillas internas, techo de la boca, encías e incluso amígdalas.
- Enrojecimiento, ardor e inflamación que provocan dolor y dificultan la capacidad de comer y tragar.
- Lesiones y sangrado de estas, si se frotan o rascan.
- Pérdida del gusto.
- Agrietamiento y enrojecimiento de las comisuras de la boca.
- Los bebés además pueden estar inquietos, irritables, presentar problemas para alimentarse.
Si la alimentación de los bebés es mediante lactancia materna, la infección podría transmitirse al pecho de la madre, la cual podría llegar a presentar los siguientes síntomas:
- Pezones rojos, sensibles, agrietados o con picor.
- Dolor agudo e inusual en el pecho o pezones tanto cuando están amamantando como cuando no lo están.
- Piel escamosa alrededor de los pezones.
Como tratamiento para la candidiasis, el médico, en algunos casos, puede aconsejar la aplicación de una solución antifúngica varias veces al día en el interior de la boca y lengua del bebé mientras que, en otros casos dependiendo de la edad, puede recomendar la incorporación a la dieta de un yogur con lactobacilos, una bacteria “buena” que ayuda a la eliminación y control de los hongos. En todo caso y por lo general esta infección que no es grave suele desaparecer por si sola al cabo de una semana o dos.
Como medidas de prevención ante la candidiasis bucal podemos seguir una serie de recomendaciones o pautas, como pueden ser:
- Seguir una rutina de higiene bucal diaria y constante, con un cepillado de dientes después de cada comida, o al menos dos veces al día.
- En caso de toma de medicamentos, cepillar la boca o enjuagarla con agua.
- Utilizar hilo dental.
- Cambiar de cepillo de dientes a menudo.
- Acude a revisiones periódicas y consulta con el odontólogo, en caso de utilizar dentadura postiza, si tienes problemas de sequedad de boca, si padeces diabetes… para que el marque las pautas a seguir.
¿Provoca otras afecciones la Cándida albicans?
Este mismo tipo de hongo, la Cándida albicans, puede causar también en algunos bebés una afección muy común que se denomina dermatitis del pañal, que provoca en la piel del bebé un sarpullido que la vuelve roja, escamada, dolorida y con unos pequeños puntos rojos que se propagan más allá de la parte principal de la erupción, a lo que contribuyen de forma importante por un lado la propia orina del bebé que cambia el pH de la piel favoreciendo el crecimiento de bacterias y hongos, y por otro lado los componentes utilizados en la elaboración de los pañales para impedir sus pérdidas crean un ambiente cálido y húmedo que también favorecen el crecimiento y proliferación de bacterias y hongos.